Ángela González, en una imagen de 2011. / SAMUEL SÁNCHEZ |
El Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer
(CEDAW) ha condenado a España por no proteger a una mujer víctima de
violencia de género y a su hija, de siete años, a la que el maltratador
asesinó en 2003 en una de las visitas pautadas en el régimen de
separación.
La mujer, Ángela González, había denunciado a su exmarido en 30 ocasiones por amenazas y agresiones y se había opuesto a que viera sin supervisión a la niña. Pese a ello, el hombre mató a la pequeña Andrea y después se suicidó.
El CEDAW, que se ocupa del cumplimiento del tratado que prohíbe la
discriminación de la mujer —que España ha firmado y ratificado—, ha
emitido un dictamen vinculante en el que indica que la Administración
española debe indemnizar “de manera proporcional” a Ángela y expone que
el Estado español actuó de manera negligente: no las protegió ni a ella
ni a su hija; tampoco la indemnizaron por el daño irreparable sufrido.
Es la primera vez que un organismo internacional falla contra España por
un caso de violencia de género. Y el dictamen ha sido unánime: los 36
miembros del comité han estado de acuerdo. “La condena es contundente.
El CEDAW dice claramente que las negligencias de la Administración de
Justicia llevaron a la muerte de Andrea; también que la Administración
maltrató a Ángela al no reconocer la negligencia cometida”, apunta
Viviana Waisman, directora de Women’s Link Worldwide, la organización que ha llevado el caso hasta la ONU.La mujer, Ángela González, había denunciado a su exmarido en 30 ocasiones por amenazas y agresiones y se había opuesto a que viera sin supervisión a la niña. Pese a ello, el hombre mató a la pequeña Andrea y después se suicidó.
Ángela González había huido de su casa en 1999 con su hija de tres años. Llevaba sufriendo malos tratos desde que se quedó embarazada, cuando denunció por primera vez a su marido. Pese a irse, las agresiones siguieron. En el proceso de divorcio, el juez concedió al padre un régimen de visitas tutelado. Pero dos años después, sin atender la recomendación del equipo de servicios sociales que supervisaba esos encuentros, el juez aceptó un recurso del hombre y permitió que viera a la niña a solas. Una docena de vistas más tarde, el hombre la mató de tres disparos en Arroyomolinos (Madrid).
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